viernes, 2 de febrero de 2018

Necesitamos más Jorges


"Hasta luego, mami", era una fórmula fácil para no confundirse cuando se cruzaba con alguna madre en el patio del colegio, pero funcionaba y siempre me hacía sonreír. Igual que ese críptico mantra -"¡llega y para!, ¡llega y para!"- que les gritaba desde la banda a los chicos en los días de partido. Hoy nos ha tocado reunirnos, abrazarnos y llorarle en el pabellón de deportes del colegio.


Jorge fue el primer entrenador de mi hijo pero también su primer referente, un tipo guapetón, simpático y un punto chulín que desarmaba en la distancia corta. En las tardes de entreno los padres nos reíamos comentando que nunca habíamos visto a nuestros hijos escuchar con esa atención a ningún otro adulto.

Les infundía respeto y les hacía reír. Los niños se hinchaban de orgullo cuando bramaba "¡¡enorme!!" ante un pase providencial, una asistencia generosa, una actitud valiente. Mucho más que la exquisita estrategia para ganar partidos, Jorge les enseñó a vivir la vida con deportividad. Aprendieron con la práctica que lo importante es tenerse los unos a los otros y actuar todos a una, por encima de los goles que te toque encajar. "Algo hicimos bien", decía el director de deportes recordando cómo aterrizó en el colegio recién licenciado, allá por el 92. Y yo asiento y pienso que necesitamos más Jorges en los colegios, que sepan grabar a hierro en nuestros hijos las lecciones más bonitas y las más importantes.

"Ojalá no tuviera que darte esta noticia, Bruno". Su cara alarmada se rompió en pena cuando le tuve que contar el domingo que el cáncer de Jorge resultó criminal. Ese día feroz sé que mi hijo perdió otro pedazo de inocencia pero también sé que crecerá con un trocito de Jorge en su corazón para siempre.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Otro tema

El elástico de Penélope

En los extraños años de la adolescencia estaba fascinada con Penélope Cruz. Me parecía la más guapa, la más pizpireta, la más echá palant...