Me he convertido en uno de ellos. Igual que los ex fumadores que odian el tabaco. Los padres primerizos que de pronto son expertos en lactancia. Los que abrazaron el reiki y todo el rato te quieren limpiar el aura: hazte así en el hombro, que tienes el karma desalineado. Yo también tengo mi propia cruzada. No soporto ver tensión en las parejas.
Todos hemos desarrollado cierta tolerancia a la tensión en algún momento, bien por el enloquecimiento de las hormonas de la adolescencia o por que, admitámoslo, tu relación era tóxica. El caso es que verte discutir, criticar a tu pareja o siquiera entornar los ojos en su presencia -y en la mía- me producen el mismo efecto que arañar una pizarra.
No tiene por qué ser así (aquí viene mi parte reiki de autoayuda). Como decía Rachel: "No es tan común, no le pasa a todo el mundo y sí es un problema" (traducción libérrima y descontextualizada para servir a mis propósitos).
Y aunque no tengo los ingredientes para la poción que te libre de toda bronca, sí te dire que los he visto: a los que se llevan bien de verdad. Parejas que se entienden y no saltan a la mínima, aunque lleven la torta de años mirándose en los mismos ojos. No se echan en cara sus días malos ni a quién le toca hacer la compra. Si el niño no quiere hacer los deberes no dicen en voz alta a quién habrá salido. Existen. Están en el autobús y en la terraza del bar de tapas. No son perfectos pero se respetan y saben de la vida mucho más que yo. O al menos fueron a clase cuando tocaba.
Todos hemos desarrollado cierta tolerancia a la tensión en algún momento, bien por el enloquecimiento de las hormonas de la adolescencia o por que, admitámoslo, tu relación era tóxica. El caso es que verte discutir, criticar a tu pareja o siquiera entornar los ojos en su presencia -y en la mía- me producen el mismo efecto que arañar una pizarra.
No tiene por qué ser así (aquí viene mi parte reiki de autoayuda). Como decía Rachel: "No es tan común, no le pasa a todo el mundo y sí es un problema" (traducción libérrima y descontextualizada para servir a mis propósitos).
Y aunque no tengo los ingredientes para la poción que te libre de toda bronca, sí te dire que los he visto: a los que se llevan bien de verdad. Parejas que se entienden y no saltan a la mínima, aunque lleven la torta de años mirándose en los mismos ojos. No se echan en cara sus días malos ni a quién le toca hacer la compra. Si el niño no quiere hacer los deberes no dicen en voz alta a quién habrá salido. Existen. Están en el autobús y en la terraza del bar de tapas. No son perfectos pero se respetan y saben de la vida mucho más que yo. O al menos fueron a clase cuando tocaba.
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