lunes, 7 de abril de 2014

Pausa


Dos breves líneas paralelas trazadas de arriba a abajo. Pause. Esa es la tecla que necesito para distinguir un día de otro, para saborear lo bien que ha quedado hoy la cena, para saber que la sonrisa de mi hijo en el desayuno era única, era ésa y no otra, porque la sonrisa de mañana siempre será otra. Pausa para no dar nada por hecho, como dice Pedro Simón.

Pulso el botón en mi cabeza casi como si estuviera ahí de verdad y me acuerdo de cerrar un momento los ojos, o caminar un poco más despacio. Contar hasta tres antes de contestar ese mail.

Pauso porque lo necesito, porque siempre estoy corriendo contra mi propio horario y porque esta cuerda de días en fast forward no deja poso ni recuerdos. Y oigo la voz de la profesora de yoga que vuelve a recordar lo importante que es aprender a respirar. Inspira por la nariz, suelta por la nariz. Estira la espalda y el resto vendrá solo. Respira. Aprieta la tecla. Pausa.

Play.


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