miércoles, 18 de octubre de 2017

Resiste, Insiste, Persiste, Alístate

“Anda, acércate”. El tipo lleva una bonita camisa blanca, carísima, planchadita, inmaculada pese a los tres chupitos de postre. Sonrío porque yo siempre sonrío. El resto de mi cuerpo está tan tenso como la sonrisa, calculando la distancia adecuada para no parecer maleducada y al mismo tiempo no darle pie a que vuelva a intentar rodearme la cintura. “Siempre fuiste mi favorita, ahora dame un besito”. No sé por qué demonios sigo sonriendo mientras doy un paso atrás y aprieto los puños.

El tipo de la camisa blanca es sólo el último que recuerdo. Antes de él hay una larga y repulsiva lista de hombres con cargos grandes y egos descomunales, acostumbrados a tratar a las mujeres como pequeños gatitos amorosos con los que pueden hacer lo que les dé la gana. Los más complicados de gestionar, claro, son los que tienen algo que decir sobre tu carrera. Tipos de camisa blanca impecable a los que les parece normal perder un poquito los papeles en la cena de Navidad o preguntarte por qué no vas siempre con la boca pintada, con esos labios que tú tienes.

Nosotras nos callamos casi siempre. Apenas lo comentamos en casa o a las amigas, excepto cuando ha pasado un tiempo y nos hemos conseguido sacudir la vergüenza o la enloquecida culpa que sentimos porque seguro que algo hicimos mal. El caso de las actrices de Hollywood contra Harvey Weinstein demuestra lo difícil que es abrir la boca, y titulares como éste nos apedrean.
Quiero creer que los tiempos avanzan a favor de la denuncia. Ya no nos callamos, y muchos hombres lo condenan a nuestro lado. Hay que exigir un código de conducta, responsabilidad y respeto, particularmente a los hombres en altos cargos.  

Así que esto va por todos los #metoo que leemos ahora en las redes y por no bajar la guardia, no permitir ni una más. Acabo de terminar el libro de Hillary Clinton, “What Happened” (“Lo que pasó”), donde habla de su compromiso con la lucha feminista: Resist, Insist, Persist, Enlist. Igual la última parte es la más importante. Hay que alistarse en la causa y aguantar unidos para que los impresentables de camisa blanca y respeto de boquilla vean más allá de su visión retorcida del mundo. 

lunes, 2 de octubre de 2017

25 años de éxitos


Ibamos para periodistas. Tres nos reconvertimos, dos mantienen posiciones, pero los cinco seguimos escribiendo. Han pasado veinticinco años desde que nos conocimos en esa feísima facultad de Periodismo y todavía tenemos frases de Bernardino, el profesor de Redacción Periodística que nos invitaba a comer a su casa los domingos, clavadas en la conciencia. Este fin de semana hemos quedado a cenar para celebrar las dos décadas y media. Un viaje juntos hubiera sido perfecto pero no realista. Así que nos hemos ido a cenar a la trattoria de siempre y he preparado una lista con 25 brindis.


  1. Por la que sólo bebía agua Fontvella
  2. Por la que en lugar de báscula usaba una falda negra
  3. Por los vampiros
  4. Por los posavasos de nuestras vidas
  5. Por la secreta razón que te llevó a comprar tu primer GPS
  6. Por las entradas de cine como decoración oficial de carpeta pero en realidad tú de lo que sabes es de música
  7. Por un poquito más de limoncello
  8. Por los primeros trolls de habla hispana
  9. Por la línea recta hasta el hogar
  10. Por la fiesta de Ajoblanco con Alaska
  11. Por el pollo con arroz de los domingos en casa de mamá
  12. Por el pollo Bruce Lee
  13. Por las chicas de El Sol
  14. Por el mono satánico
  15. Por las apariciones estelares de nuestros hijos
  16. Por los que perdimos por el camino
  17. Por los que nos acompañan en el camino
  18. Por las caperucitas del Círculo de Bellas Artes, con capucha roja y petaca en la cestita
  19. Por 2500 selfies contigo
  20. Por la buhardilla de Montesquinza
  21. Por los veranos de tinto de verano y mesa infantil en el restaurante
  22. Por Bernardino
  23. Por Wachsbacca
  24. Por los cochinillos de Segovia
  25. Porque los amigos son la familia que se elige.

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